RADIONOVELA

En esta primer unidad se nos encargó realizar una radionovela, misma que se encuentra en este blog y en el siguiente link: http://www.youtube.com/watch?v=8ZkoUVrZBGU

Esta radionovela se creo con la finalidad de aprender la estructura de una radionovela, ademas de expresar ideas y conceptos mediante representaciones lingüísticas, matemáticas o gráficas. También para participar y colaborar de manera efectiva el trabajo en equipo, aportar puntos de vista y considerar los de otra persona al elegir el tema de la radionovela y asumir una actitud constructiva, congruente en los conocimientos y habilidades con los que se cuenta dentro del equipo de trabajo.

El guión de esta radionovela es el siguiente:

EL ESPIRITU DE LUVINA Radionovela

(Sonido ambiental Entrada)

LOCUTORA 1: -Buenos días, bienvenidos sea a este su programa de radio semanal preferido-

LOCUTORA 2: -Como ya saben iniciamos siempre con una historia nueva que contarles, sin embargo, hoy tenemos aquí a la señora Marina Bolívares, quien se ofreció a contar una historia  personal para el día de hoy. ¿Cómo está señora?

ANCIANA MARINA:- Muy bien, gracias por preguntar.

LOCUTORA 1:- Y cuéntenos, ¿de qué trata su historia?

ANCIANA MARINA: -Es una historia vieja Sucedió hace ya 71 años, en ese entonces yo tenía 17, Era una chica agradable, claro que aun lo soy, pero ahora no puedo hacer lo mismo que antes,

(Sonido ambiental Granja)

En una mañana arrulladora, yo iba camino al arrollo para bañarme como hacia todos los días, llevaba una cesta donde guardaba ,mi ropa limpia, camine entre los corrales de las tierras de mi padre, cruce un pequeño bosque hasta llegar al arroyo,

(Sonido ambiental Arroyo)

Me desnude y juguetee el agua con los pies antes de entrar totalmente, entonces fue cuando escuche una voz, era cálida y fina, una voz femenina, voltee hacia donde la había escuchado, era una joven de mi edad, tenía el cabello rizado y castaño, sujeto con una cinta celeste, se ocultaba tras una roca

MARINA: -hola, no tengas cuidado, no te haré daño, sólo he venido a bañarme - le dije, ella me miro

LUVINA:-¿siempre vienes aquí? Me pregunto

MARINA: - sí, todos los días, pero hoy vine más temprano-

LUVINA:-eso lo explica, jamás te había visto-

 MARINA: -¿de dónde vienes? –

LUVINA: - del otro lado del bosque, del lado contrario al que tu llegaste-

 MARINA: -ah, oh si ¿cómo te llamas?-

LUVINA: -mi nombre es luvina, luvina Altamirano-

 MARINA: -¿Altamirano?, creí que se habían ido del pueblo-

LUVINA: - no, jamás nos hemos ido, por cierto ¿cómo te llamas tu?-

 MARINA: - me llamo marina, de los bolívares, y es un gusto conocerte-

LUVINA: -para mí también-

(Quitar Sonido ambiental)

Así coincidimos varias veces, hasta que decidimos llegar a la misma hora.

(Sonido ambiental Arroyo)

LUVINA: -¿le has hablado a tus padres de mi Marina?-

MARINA: -no ellos casi nunca están en casa, trabajan en el centro del pueblo como comerciantes, y tú, ¿les ha dicho algo?-

LUVINA: - no, hace mucho que no los veo, siempre estoy sola en mi casa-

MARINA: -un día de estos puedo ir a verte si quieres luvina-

 LUVINA:-claro, prepararía de comer, yo misma-

MARINA: - si, y también puedes ir a mi casa para que conozcas a mis padres y todos los animales de la granja-

LUVINA:-sí, quiero conocer a ese cerdito que dices que parece una vaca, el de manchas negras y piel blanca-

MARINA: -claro se llama ferdo –

LUVINA:-ferdo jaja solo le cambiaron la primera letra-

MARINA: - ferdo, cerdo jaja tienes razón-

En ese momento recuerdo que empezó a llover,

(Sonido ambiental Lluvia + Arroyo)

 Luvina se levantó rápido y se vistió antes que yo.

 LUVINA:-tengo que irme Marina-

MARINA: -si vayamos rápido antes de que la lluvia tome más fuerza-

LUVINA:-te veré mañana-

MARINA: -si Luvina, hasta mañana-

(Quitar Sonidos ambientales)

Decidí que para el día siguiente llevaría algo de comer, quizás a Luvina le agradaría la idea de comer en el bosque.

 (Sonido ambiental Cocina)

Prepare la comida yo misma, era carne cocida en salsa de jitomates con espárragos, lleve agua de frutas y uvas.

Guarde todo en una canasta de día de campo, tendí encima una pequeña tela de seda con el fin de que cubriera los alimentos. Camine en dirección del arroyo, muy emocionada,

(Sonido ambiental Arroyo)

 Cuando por fin llegue Luvina aún no llegaba, no me preocupe, decidí no esperarla y entrar al arroyo para bañarme. Después de media hora Luvina no llego, salí del agua y me cambie, pensé que sería bueno esperarla un poco más de tiempo, pero luego de 20 minutos tampoco llego, de pronto vino a mí la idea de ir a buscarla a su casa

Así qué deje la cesta donde nadie la viera y cruce el arroyo para ir en busca de Luvina, no sabía donde vivía pero pensaba preguntar por ella, seguro que la conocían.

(Sonido ambiental Pueblo)

Cuando por fin salí del bosque y entre al pueblo, busque a alguien que pudiera ayudarme, a lo lejos divise a un caballero, corrí hasta él y le pregunte

MARINA: -disculpe, ¿conoce usted la casa de los Altamirano?-

CABALLERO:- sí, pero ellos ya no viven ahí desde el incidente del año pasado-

MARINA: -¿incidente?-

CABALLERO:-A sí es, su hija menor Luvina, se ahogó en el arroyo que hay dentro del bosque-

MARINA: -¿qué?, ¿está seguro de eso?-

CABALLERO:-Por supuesto, yo trabajaba para ellos, eso sucedió exactamente hoy hace un año-

(Quitar Sonido ambiental)

No sabía que pensar, yo misma había visto a Luvina incluso Había ablando con ella

Pero jamás la había tocado, quizás era una coincidencia y no era la Luvina que yo buscaba

(Sonido ambiental Pueblo)

MARINA: - Disculpe, ¿podría describirme a Luvina?

CABALLERO:-ella era alta, de cabello castaño y rizado, sus ojos marrones y de tés blanca

(Quitar Sonido ambiental)

Tenía razón era la misma Luvina. Ese día regrese a mi casa confundida y revise en el periódico de hacía un año,

(Sonido ambiental Papeles)

Si lo que el caballero decía era cierto, Luvina debía aparecer ahí, y efectivamente, la nota decía: muere ahogada la señorita Luvina Altamirano Meza. Y a un lado estaba su fotografía.

El espíritu de Luvina, jamás volvió a aparecer en el arroyo.

Por Diana Magali Hernández Lugo